En ocasiones, los infantes llegan a la sesión con una idea sobre qué medio quieren utilizar, a qué quieren jugar o algo qué compartir conmigo, pero no saben qué necesitan explorar o trabajar para acercarse a sí mismos.
Con el amor, aprecio y respeto al ser del infante y a su historia personal y familiar, junto al a observación de su expresividad y la tecnicidad, asentadas sobre la relación entre el infante y el adulto, se irán abriendo las puertas de su mundo interno.
Puertas a la autopercepción, al autoreconocimiento de sí mismxs y el poder relacionarse con el mundo desde un plano más sano para si mismxs.
En la línea terapéutica se acompaña y favorece el desarrollo de aquellos infantes que presentan unas alteraciones en su proceso madurativo. Observar, captar y comprender el sentido de su testimonio emocional a través de su expresividad psicomotriz es esencial para tratar de restaurar una dinámica de placer y de comunicación; reapropiarse de su propia historia. Adoptar una posición más sana para sí mismx.
La intervención se dirige hacia el fondo o contenido de la persona. Orientar el abordaje para observar qué se juega en el juego, es decir, qué se encuentra tras las manifestaciones, producciones y expresiones del infante.
Infantes que presentan disfunciones en su proceso madurativo psicológico y manifiestan una expresividad alterada a través del cuerpo, el movimiento, la palabra y la acción. Es la divergencia entre la propia esencia del infante y la sociedad; para ellxs es su manera de crecer, adaptarse y sobrevivir en este mundo; para el exterior son dificultades en su expresividad para relacionarse con su entorno.
En la terapia psicomotriz se atienden dificultades relacionadas con la expresión psicomotriz, las cuales se manifiestan en las patologías y afectan a la maduración tónica, emocional, simbólica, afectiva y relacional del infante. Por ejemplo:
- Problemas conductuales específicos: agresividad o inhibición, hiperactividad, temores/miedos o falta de conciencia de los límites (corporales o del entorno/sociales), tendencia al aislamiento o soledad, autismo.
- Infantes con una estructura tónico-emocional frágil, y que se observa en sus relaciones familiares, con iguales y consigo mismx.
- Escasa capacidad en los procesos de simbolización.
- Dificultades en la relación y comunicación; por ejemplo, infantes que en las relaciones se muestran invasores, con dificultad para interiorizar o ritualizar los contactos con los demás. O que rechazan el contacto con el otro y/o con dificultades para que entablen contacto corporal con él/ella.
- Rigidez tónica con dificultad para transformarla.
Son características enumeradas por separado y que pueden darse y observarse varias de ellas al mismo tiempo, pues se mira a la persona desde su globalidad.
Se contemplan tanto los aspectos propios del infante como las circunstancias de su entorno. Es decir, se mantiene un diálogo presente y continuo con la familia, atendiéndoles como padres, madres o tutores y como individuos que son, mirándolos desde su rol en la familia y como personas con su propia historia, necesidad y vivencia. Así como también a los agentes educativos (maestrxs) y otros profesionales que intervienen en su proceso madurativo.
Es su sistema y, por tanto, también influyen en su ser y estar, aquí y ahora.