En el marco preventivo-educativo, los objetivos generales son acompañar y favorecer la maduración psicológica del infante, así como la socialización y adaptación al entorno en el que vive.
Un proceso que favorece el tránsito del “placer de hacer al placer de pensar” partiendo de una seguridad física y afectiva en la sala que favorece el placer por explorar, por el movimiento, por conocer y reconocerse, descubrir, crear y relacionarse. Un camino hacia una unidad corporal integrada.
El trabajo parte desde la acción motriz espontánea del infante, como factor que favorece un acercamiento hacia su propio cuerpo y al entorno, junto al proceso de simbolización y representación por medio de los diferentes lenguajes expresivos que va construyendo con cada paso, con cada mirada y contacto hacia su propia identidad y su propio lugar en el mundo.
La intervención está enfocada a la forma o continente de la persona. Importa la expresividad representada en el juego, es decir, el uso ajustado, o no, de los diferentes lenguajes expresivos; con una integración, interiorización y desarrollo gradual de los mismos, atendiendo a la evolución global como persona.
Enfocado desde bebés a infantes dentro de ámbitos como la escuela infantil, primaria y centros, fundaciones o asociaciones infantiles y familiares.
Psicomotricidad con bebés (3-4 meses hasta los primeros pasos) y con niños/as hasta los 3 años
El origen de la estructura de la personalidad se fundamenta en la experiencia sensorio-motriz del cuerpo, en relación. Es la etapa de la vivencia corporal.
Miro al bebé como persona que es, con la confianza que me da sentirlo con un potencial por emerger y como un sujeto activo, aquí y ahora, en sus relaciones, consigo mismo, con los otros y en oposición a otros, mientras va otorgando sentido y significación al entorno con el que va estableciendo intercambios recíprocos.
La esencia es desarrollar un diálogo tónico-corporal (emocional y físico) con vuestro@ hij@, desde el respeto a su estadio evolutivo y a su necesidad de movimiento libre, pues nadie mejor que él/ella, sabe qué desea.
El infante transita desde su dependencia total de la figura/función materna hacia un predominio cada vez más presente de su autonomía. En esos primeros compases de su vida, los sentimientos de seguridad que emergen, se van arraigando por las sensaciones que le hacen percibir su existencia, hacia sí mismx como individuo único y, posteriormente, hacia su familia y entorno, en función de las circunstancias que la vida le provea.
Dentro de la sala, en un espacio y tiempo compartido con el bebé y vosotr@s, se trata de facilitar y “fortalecer” la implicación, la sensibilización y la concienciación en el adulto, de las necesidades y ritmos evolutivos del infante, al mismo tiempo que reconoceros vuestro lugar, singularidad y originalidad con que os expresáis y os relacionáis. Un momento de acompañamiento al bebé y, también, a la familia.
Tan importante es alimentar al bebé, como comunicarse con él, desde la mirada, el tacto y la palabra, con amor y respeto a su ser. Un placer compartido.
Psicomotricidad de 3 años a 7 años
El trabajo y acompañamiento durante esta fase de sus vidas se encamina a facilitar experiencias para el desarrollo de su construcción identitaria y corporal, fundamentada en:
- Encontrar y sentir su lugar en la familia y en la sociedad; un sentimiento de seguridad basado en la independencia y encaminado hacia la capacidad y libertad para expresarse; para entregar amor y placer. Un contacto con la realidad propia y la de su entorno.
- El perfeccionamiento de su motricidad global, la maduración postural, la regulación tónica, lateralidad neurológica y funcional e inicio del juego simbólico.
- la formación del esquema corporal y la representación mental de si mismx, caminando hacia la noción de unidad como estructura global gracias al uso del lenguaje y la experimentación que favorecen el proceso de concienciación.
- Su propio cuerpo en acción como referencia para acceder a las nociones espacio-temporales.
Una etapa egocéntrica, donde asimila y absorbe a las personas y objetos, haciéndolos suyos o “deformándolos o destruyéndolos”, según su afectividad y emoción, según el placer o displacer vivido.
El fruto de la acción genera en el infante un sentimiento de existencia. Disfruta mientras crea, de ser él/ella mismx entre los demás. ¿Cuántas veces les habéis escuchado decir… ¡Mírame!?
Placer por ser, por existir, por expresarse y reconocerse a través de los demás.
Psicomotricidad de 7 a 12 años
Un capítulo de la vida caracterizado por el acceso a la representación mental y al conocimiento del propio cuerpo.
Las acciones físicas vivenciadas se van interiorizando, gracias a la maduración neurológica; las estructuras corticales influyen sobre las praxias, el ajuste postural, la capacidad de relajación voluntaria y el control del gesto.
Sus reacciones emocionales se van volviendo más sociales, dejando atrás paulatinamente la expresión espontánea y subjetiva.
Accede a la capacidad de las operaciones concretas, es decir, es capaz de separarse respecto a la propia acción, de pensar. Podrá anticiparse y reproducir movimientos desde la razón.
En la organización espacial, deja de utilizar su cuerpo como referente para acceder y colocarse bajo otras perspectivas, un espacio exterior. Por ello, es capaz de integrar los datos desde la vivencia, la percepción y la cognición. Se inicia el interés por lo cognitivo, por comprender y conocer; un paso del mundo mágico al lógico.
La maduración afectiva y psicológica facilita descubrir que el placer de pensar el pensamiento es también placer de ser y existir.
Del placer de hacer, al placer de pensar.